26 de octubre de 2017

2523- EL PAYASO CATALÁN.

Pronunciar la palabra "PAYASO" para hablar del presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, es hacer un flaco favor a la memoria de Charlie Rivel por haber sido este último el más famoso payaso de todos los tiempos y catalán para más señas. Este señor (Charlie Rivel) se llamaba en realidad Josep Andreu i Lasserre y había nacido en un establo de Cubellas un 23 de Abril del año 1896. Era hijo de un modesto carpintero de Sants (Pedro) y de una francesa (Marie Louise). Fue primera figura del Circo Price, pero una de las más famosas anécdotas del ilustre payaso fue que en cierta ocasión se presentó a un concurso de imitadores de Charles Chaplin y ganó. A dicho concurso se presentó de incógnito el propio Chaplin que quedó en tercer lugar. Podríamos dedicar toda esta entrada al Blog al ilustre payaso Charlie Rivel pero no es este el caso. Hay otras cosas menos graciosas que comentar... La palabra "payaso" que hoy da título a esta entrada es despectiva pues, como todos sabemos, también sirve como adjetivo calificativo para personas chapuceras y poco serias. 

No todos los payasos hacen reír y menos aún los políticos. Los propios payasos dicen en alguna ocasión que "los políticos no son compañeros suyos, ni tienen nada que ver con ellos". Lo sabemos amigos, lo sabemos, pero es bastante frecuente utilizar la palabra "payaso" como insulto, habida cuenta la abundancia de charlatanes que hay en el mundo y especialmente entre la profesión política. A Carles Puigdemont no le hace falta ponerse una nariz roja para que propios y extraños le llamen payaso, aunque lo cierto es que no merece ese calificativo pues es demasiado benigno para él. Este elemento ha perdido el norte y, lo que es peor, el respeto a todos aquellos que lo han venido apoyando hasta ahora. Viendo que están cavando su propia fosa, sus propios compañeros de partido ya no saben qué pensar ni qué hacer. Quizás apartarse del camino pudiera ser su mejor solución, puesto que no lleva a ninguna parte.

Los payasos de verdad se dedican a hacer reír a la gente, mientras el tal Puigdemont impide dormir a la gente de bien. La pinta de payaso la tiene, pero sus actos distan mucho de ser los propios de esa profesión. El payaso hace reír, mientras que Puigdemont se ríe de todo y de todos. No solo del gobierno español y de los españoles, sino también de los catalanes y de todos los miembros del Parlamento Catalán, incluidos aquellos que le han apoyado hasta ahora, dígase ERC y la CUP. Anunciada su comparecencia para las 13,30 de hoy y retrasada ésta para las 14,30, con toda la Plaza Sant Jaume repleta de estudiantes universitarios apòyándolo, ha vuelto a suspenderla haciendo acto de presencia a las 17,00 para no decir nada. Tan solo que suspendía la (no anunciada) convocatoria de elecciones. Una más de sus cobardes salidas.

De todas formas España está tranquila, las bolsas y su índice de referencia (IBEX) han sobrepasando en algunos momentos los 10.400 puntos. Todos estamos cansados y los catalanes más que nadie, de escuchar las palabras huecas y falaces del mayor payaso, catalán y burlón, de todos los tiempos. Otros antecesores suyos, con ideas parecidas para Cataluña, lucharon hasta el final sin hacer reír a nadie, arriesgando incluso su propia vida y alguno de ellos incluso perdiéndola. Pero este charlatán de feria no quiere ser héroe y le importa poco ser un villano, siempre y cuando pueda garantizar su integridad física. Si declara la independencia los Tribunales lo meten en la cárcel; si convoca elecciones anticipadas no sale vivo del Parlamento Catalán. ¿Qué hacer?. Pues está claro, ¡no hacer nada!. Aún así alguien lo cogerá de las orejas, pero todavía no sabemos quien.

RAFAEL FABREGAT

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