15 de octubre de 2017

2515- PASAR A LA HISTORIA.

En este mundo de Dios y de los hombres hay gente para todos los gustos. Unos gustan del buen yantar, otros del buen vino, de las casas faraónicas, de los coches y motos impresionantes, de embarcaciones de recreo a cual más grande y lujosa, una gran mayoría gustan de viajar... Estos últimos gustan de ver el mundo antes de marchar a la otra vida. 
¡Verlo todo...! Como si eso sirviera para algo.  Si no fuera porque es imposible, sería como leerse todos los libros que han sido editados, ver todas las obras pictóricas, escuchar toda la música que ha sido compuesta, ver todo el cine filmado... Uno puede tener especial interés en determinado asunto pero, ¿De qué sirve empaparse de ello hasta la saciedad?. La vida es mucho más simple que todo eso y se trata de vivirla en plenitud, pero sin plantearse metas que solo pueden desembocar en un estado de frustración.

La política es una de las plataformas más sencillas para pasar a la Historia o a la posteridad pero, ¿sirve eso para algo?. Normalmente, cuando es para bien, uno pasa a la posteridad después de muerto por lo que, si ya estás muerto, ¿de qué sirve una estatua que no tienes que ver, en mitad de la plaza de tu pueblo?. Eso sin contar que, sobre todo dentro del plano político, uno tiene menos amigos que enemigos y por lo tanto la citada estatua es probable que sea eliminada de su emplazamiento a las primeras de cambio. ¿Y que pongan una calle con tu nombre?. Pues más de lo mismo. Gran satisfacción puede tener sin duda que pongan tu nombre en una calle de tu ciudad y más aún si dicha calle es céntrica o importante, pero estando vivo y presente en dicha inauguración. Si no es así, de poco te va a valer. Si eres artista o premio nobel puedes perdurar, pero siendo político...

Así son las cosas, pero sin embargo los políticos erre que erre con eso de la nomenclatura de calles y plazas... Así se lo han hecho saber los "amigos" de Carles Puigdemont, actual presidente de la Generalitat de Cataluña, cual si fueran oficiales de Satanás... 
- Tu persevera -le dicen familiares y amigos.
- Declara la República Catalana. Si triunfas serás el primer presidente de este país y pasarás a la Historia por los siglos de los siglos. Si fracasas no pasará nada. Podrán meterte un tiempo limitado en el "trullo" pero, cuando salgas, todos te mirarán con respeto y admiración por tu coraje y valentía.
- Persevera Carles, persevera. Declara la I República Catalana y que España y los españoles hagan de su país lo que quieran, pero no del nuestro.
¿Es un buen consejo? -me pregunto- Pues no lo sé, él sabrá lo que le conviene.

Lo que si está claro es que si el actual presidente del Gobierno (Mariano Rajoy) y una oposición competente (PSOE y Cs) tuvieran lo que hay que tener, que lo dudo, el periodo en la sombra de Carles Puigdemont se haría interminable y su inhabilitación inmediata y eterna, una buena solución si quiere evadirse de la política "per saecula saeculorum". A mi entender, si lo que realmente quiere es pasar a la Historia, independientemente de lo que haga y de su resultado final, puede que ya lo haya conseguido. Tanto si llega a ser el primer presidente de la nueva república, como si es el hazmerrir de propios y extraños,  a la Historia seguro que pasa. Por lo tanto, ¿para qué arriesgarse a que le metan en la cárcel?. No tendrá estatua ni calle o plaza con su nombre pero, en algún libro sobre la Historia de Cataluña, olvidado en el rincón más oscuro de las bibliotecas catalanas, habrá algún capítulo que diga: Hubo una vez un muñeco, cuyos hilos manejaban todos a su antojo y conveniencia, mientras él se dejaba llevar mecido entre laureles. Se llamaba Carles Puigdemont y llegó a ser presidente de la Generalitat de Cataluña. Después... ¡la nada!, aunque para un Belén todavía puede valer.

RAFAEL FABREGAT

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