2 de octubre de 2017

2503- TRES HÉROES DESCONOCIDOS.

En este momento de la historia, en el que cientos de personas se hacen famosas siendo unos indeseables, bien merece la pena que recordemos a quienes apostaron su vida (y la perdieron) por todos nosotros. Porque estas cosas ocurren. De vez en cuando hay gente que arriesga su vida por los demás y queda en el más absoluto de los anonimatos. No hay derecho pero es lo que sucede. Actualmente los políticos, muchas veces auténticos facinerosos, consiguen que se hable de ellos día sí y otro también, cuando en realidad no hacen otra cosa más que joder a la ciudadanía, buscando medrar en lo suyo, a fin de aumentar sus beneficios profesionales y crematísticos. Mientras esto sucede hay otras personas que arriesgan incluso su vida por el bien común y su gesta no la conoce nadie, pues nadie se preocupa de divulgarla.

Es el caso de Alexie Ananenko
Valeri Bezpalof y Boris Baranov, tres operarios de la Central Nuclear de Chernóbil que perdieron su vida a cambio de salvar la de miles de europeos. 
Todo sucedió diez días después de la catástrofe de la Central Nuclear de Chernóbil, situada a 120 Km. de Kiev y casi en la misma frontera con Bielorrusia. Lexplosión del cuarto bloque de la Central Nuclear, ocurrido el 26 de Abril de 1986, causó un escape radiactivo que provocó el éxodo de toda la población en decenas de kilómetros a la redonda, pero existía un peligro mayor... El de una explosión nuclear cientos de veces más peligrosa que la ya sucedida, que hubiera liberado altísimos niveles de radiación descontrolada por toda Europa. 


El sótano ubicado fajo el reactor fundido estaba inundado de agua y en el caso de que el material fundido perforara el cemento y se mezclara con el agua hubiera desencadenado un explosión térmica de proporciones inimaginables. Se calculó que este material radiactivo se hubiera diseminado por toda Europa, matando a millones de personas y dejando inhabitable buena parte del continente. Una válvula podía vaciar ese recinto permitiendo la salida del agua y alejando el peligro de explosión, pero estaba en la parte baja del sótano inundado. 
Estos tres operarios se presentaron voluntarios para bucear en esas aguas y cerrar dicha válvula, a sabiendas de que los niveles de radiación eran mortales de necesidad. Su labor fue un éxito rotundo, puesto que finalmente el material fundido acabó entrando en dicho sótano, pero el agua que hubiera producido la explosión ya no estaba allí. Cuando el material fundido llegó al sótano éste ya estaba seco. Dos semanas después de esa gesta sin precedentes los tres operarios murieron envenenados por la radiación sufrida. Hoy, treinta años después de estos acontecimientos, la zona sigue siendo inhabitable...

RAFAEL FABREGAT

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