30 de enero de 2015

1644- JUDAS ISCARIOTE.

¿Por qué Jesucristo, sabiéndolo todo por ser hijo de Dios y Dios mismo, eligió a Judas Iscariote como uno más de sus apóstoles...? Claro que esto es lo que dicen los Evangelios Canónicos, una lista de "historias" elegidas a dedo por gentes que tenían más de políticos que de santos. Dicha relación de relatos se eligió en el siglo II d.C. por autores judeocristianos y la llamaron "Didaché" o "Doctrina de los apóstoles" pues pudo estar basada en los Evangelios de Mateo. Sin embargo algunos estudiosos bíblicos afirman que, tanto los Evangelios de Mateo como los que forman el Nuevo Testamento, pueden ser de autores posteriores que utilizaron documentos y tradiciones anteriores dando como autor al personaje del que se atribuyen.

La confirmación definitiva de los Evangelios Canónigos y la exclusión de los manuscritos apócrifos, no se llevó a cabo hasta finales del siglo IV. 
Por otra parte y para mayor abundamiento, la "lista oficial" de libros del Nuevo Testamento, no se presentó con carácter dogmático hasta el Concilio de Trento del año 1546. El "Fragmento Muratoniano" es un manuscrito con la lista más antigua de libros canónicos del Nuevo Testamento
Sin embargo, aunque la lista se fecha en el año 170 por nombrar al papado de Pío I como papa reciente, el manuscrito está datado en el siglo VII y no se encuentra hasta mediados del siglo XVIII, cuando Ludovico Antonio Muratori, erudito y eclesiástico italiano lo encontró en la Biblioteca Ambrosiana de Milán y lo publicó en 1740.

Independientemente de que Jesús de Nazaret fuera hijo de Dios o un simple (no tan simple) mortal que consiguió embaucar a un buen número de fieles y que éstos siguieran sus doctrinas, hasta incluso crear una religión, está claro que la Historia la escriben los hombres y la deforman a voluntad, siempre a favor de sus lealtades o según convenga a sus intereses. A estas alturas nadie duda de la existencia de Jesús de Nazaret, como personaje popular que arengaba a las masas con sus predicamentos, pero sí de que fuera hijo de Dios. Políticos charlatanes, con unos u otros fines, los ha habido siempre, pero de ahí a ser hijo de Dios hay todo un mundo, de la misma manera que la figura de Judas podía haber sido simple puntal necesario para la historia del personaje.

Según las escrituras que la Iglesia Católica predica, Judas Iscariote fue apóstol de Jesús y fiel acompañante de Éste por las tierras de Judea y Galilea, pero también traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían apresarle fácilmente sin que sus seguidores pudieran interferir. Así lo anunció Jesús en la cena del día anterior. (Uno de vosotros me traicionará). Judas Iscariote no fue traidor por voluntad propia, puesto que así estaba escrito que debía suceder. Era voluntad divina. Parece ser que Jesús no era tan popular como nos quieren hacer creer, puesto que fue necesario un beso de Judas en su mejilla para identificarle. Después hay versiones para todos los gustos... 

Mateo (26:15) dice que, arrepentido, Judas derramó en el Templo las 30 monedas y que intentó devolverlas pero no le fueron aceptadas. Hechos (1:18) dice que con el dinero de su traición compró un campo en el que cayó y se reventó derramándose sus entrañas; Mateo (27:5) retoma el relato de Judas para decir que, desesperado por la traición llevada a cabo, acabó ahorcándose. Demasiadas incoherencias. ¿A quién creer?. Son muchos los que creen que la animadversión a Judas y esa traición que posiblemente no se produjo, fue atribuida para favorecer el antisemitismo creando un estereotipo negativo para el pueblo judío, del que Judas era originario. Esta generalización tuvo éxito a pesar de que otros apóstoles y también el propio Jesús eran judíos.

Según una leyenda medieval (otra más) Judas ya practicó el fraticidio, el parricido y el incesto antes de traicionar a Jesús. Su madre (Ciborea) soñó que el hijo que llevaba en su vientre iba a ser una amenaza para su padre, para Dios y para su pueblo, motivo por el cual lo abandonó recién nacido en una cesta que arrojó al mar. La cesta llegó a la isla de Iscariote y la reina que no tenía hijos lo adoptó. Poco después la reina tuvo un hijo y ambos se criaron juntos, aunque Judas maltrataba constantemente a su hermanastro hasta que finalmente lo mató. Judas huyó a Jerusalén y allí entró al servicio de Pilato. Casualmente entró a robar manzanas al huerto de su padre que lo sorprendió y en la pelea mató a su progenitor, para acabar casándose con su viuda que era su propia madre...(!)

Averiguada su verdadera identidad y arrepentido por todos los hechos acontecidos durante su corta vida, se unió a los apóstoles de Jesús como fórmula para redimirse y expiar todos los pecados cometidos. Sin embargo, lejos de redimirse, acabó traicionando a su Maestro por 30 monedas de plata... ¿Donde está la verdad?. Sencillamente no existe. Está claro que hay una base, un principio de verdad, pero tantas veces manipulada que nadie podrá saber jamás donde está la verdad verdadera. Ni siquiera los más altos estamentos de la Iglesia Católica lo saben, a no ser que todo sea una gigantesca mentira y hasta la propia base jamás existiera. Yo ciertamente no lo creo así. Más bien creo en la manipulación interesada.

La última versión (la que faltaba) es que Judas Iscariote fue un revolucionario y líder de la revuelta judía contra los romanos. Según esta última teoría, Dios no se encarnó en la persona de Jesús, sino en la de Judas, con lo cual existe una interpretación errónea de los hechos. En 2006 se publicó un texto gnóstico del siglo II que, con el título de el Evangelio de Judas, se atribuye a Judas Iscariote. Según se dice en el mismo, Jesús pidió a Judas que lo traicionara y como supremo acto de obediencia, éste cumplió la orden. Para los gnósticos este fue un acto sagrado, necesario para liberar al Espíritu Santo del cuerpo de Jesús, entonces un simple mortal. ¿Qué ocurrió realmente?. No lo sabe nadie. Para muchos musulmanes, Jesús escapó de la crucifixión y Judas ocupó su lugar...

RAFAEL FABREGAT

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